Cuando uno entra a la cancha, llega ese momento en que no importa nada más que disfrutar de la mística, la magia...
Cuando uno entra a la cancha, llega ese momento en que no importa nada más que disfrutar de la mística, la magia, la entrega, la vehemencia y un millón de sensaciones que hacen que este deporte sea felicidad plena. Sobre todo para los que nos gusta dar lo mejor de nosotros en todo ámbito por nosotros mismos, por nuestas familias, los amigos, los hermanos que uno encontró en cancha y los que por diferentes motivos no están.
Imposible estar en las labores cotidianas de trabajo, estudios, ocio, momentos familiares y no soñar despierto con alguna jugada, algún tackle, algún try, alguna arenga a los compañeros y alguna sentada de raja, como decimos en la jerga de este deporte. Pensando una y otra vez como hacer la mejor jugada para ganar y campeonar todo, siempre dejando todo, que no sobre nada pero nada.
“Estos últimos meses, desde la recta final del año pasado hay una mística especial en el equipo.”
Sin duda que los partidos son un mínimo porcentaje del tiempo que uno le dedica a este deporte, en lo personal entrenando con mis compañeros en equipo durante mis descansos y en mis jornadas de trabajo como un tenista, tan individual que después de las largas jornadas de trabajo, después de madrugar, cuando el sueño me quiere ganar, lucho pensando en que tengo que ser el segundo aire para mi equipo y ser un referente para motivar a mis compañeros a lograr nuestros objetivos y me ayudo para esto con música, videos y una conversa con algún compañero del equipo.
Estos últimos meses, desde la recta final del año pasado hay una mística especial en el equipo. Hay un renacer del Carnero, el que siempre salió a ganar en todos lados, el que siempre demostró la actitud y siempre se sacrificó ante todo. Él que tiene sed de recompensa por toda esa vida lleno de amargos, el que quiere nutrirse de éxitos y fracasos, el que quiere demostrar su jerarquía y llevar esto a las nuevas generaciones,para que esta familia crezca y seamos masa.
“...esta camiseta necesita nutrirse de hazañas y tradiciones.”
Si vas a ser un real explorador de la verdad, es necesario que al menos una vez en tu vida dudes tanto como puedas de todo. Lo que de verdad no puedo dudar, es que cada vez que entro a la cancha lo hago con vehemencia y sin titubeos, porque quiero dejarlo todo y que no me sobre nada, ni a mí ni a mi compañero, porque esta camiseta necesita nutrirse de hazañas y tradiciones............. Es lo que realmente me hace feliz.